"Susurros de ceniza (la fría llama del espejo)" de Juan Macchiavello
Susurros de ceniza (la
fría llama del espejo)
de
Juan Macchiavello
Gaviota Miro es el seudónimo
del poeta Juan Macchiavello, autor de libros de poesía como Los huesos del tiempo y Adarmes y Tomines, en los que va
construyendo una rica labor arte-sana con la palabra. Ana María Intili ha dicho
sobre la poesía de Gaviota Miro que se ajusta al sentimiento interior. Y nos
convoca a la reflexión profunda de la palabra, con un verbo intenso, pero
siempre reflexivo. Y es que, así como el poeta metafísico inglés John Donne,
nuestro poeta suma lo emocional a lo intelectual, y viceversa. Y además busca y
encuentra relaciones ocultas entre las cosas, para aplicarlas a su experiencia
iluminadora. Esas relaciones ocultas las vemos ahora en esta propuesta del
poema doble. Se reflexiona sobre la poesía como un tránsito entre el corazón y
el alma. O sea, una parte textual que se desdobla en dos poemas para acceder a
la más sublime esfera de la poesía.
Susurros de ceniza nos permite entrar a la doble
lectura de los poemas. Los poemas están impresos en dos colores, y se resalta
el rojo porque nos indica que hay otro subtexto. A veces en la lectura del
poema total el que habla es el sujeto de la acción, de la voz poética. Y en
cambio si leemos solo las palabras en rojo quien habla es la creación misma,
una suerte de metapoesía. Para lograr esto ha habido un proceso de llegar a lo
más esencial; el poeta nos da otra lectura, la de las letras en rojo, que
complementa al texto total. Entonces hay una suerte de diálogo entre esos
versos, en negro y en rojo. También una complementariedad, y ese proceso de
desestructuración y de rearticulación, nos sugieren algo más: que la poesía no
se agota en su sentido aparente. Y que el lenguaje contiene la potencialidad de
decir más de lo que creemos. Solo hay que estar atentos, dejarnos llevar por
las evocaciones, por las metáforas que nos despiertan la sensibilidad.
Jorge Luis Borges consideraba a la eternidad como una especie de dimensión inmanente, como la simultánea y lúcida posesión de todos los instantes del tiempo. El presente libro de Juan, Susurros de Ceniza (la fría llama del espejo), en realidad dos libros simultáneos, superpuestos, evidencian esa multiplicidad de la experiencia eternal aquí en la tierra, que llamamos vida, y que solo unos pocos, como los poetas, pueden recoger en cenizas (la memoria) y a través del susurro (la palabra). El poeta nos introduce a esta dimensión de espejos en que está todo presente: la vida, la muerte, el amor, los parajes recorridos, el cielo. Es el retrato del hombre y su peregrinaje no hacia lo eterno, sino, todo lo contrario, al preciso instante en que nace el fuego, en aquel principio del primer verbo en cada presente.