"Pequeñas Historias. Grandes Niños" de Miguel Ildefonso
Pequeñas historias. Grandes niños de Miguel Ildefonso
Darwin Bedoya
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en las páginas de Pequeñas historias.
Grandes niños es comenzar una larga aventura. El lector comienza a viajar a
un mundo donde podrá encontrarse él mismo. Se descubrirá como niño, como
adulto, como aquel infante único que un día quiso ser. Se enfrentará con los
miedos y sueños que la vida nos regala. Se topará con la infancia y sus muchas
formas de felicidad y también de penurias. Este libro nos recuerda que una
literatura se vuelve plena cuando crea personajes. No cuando invente
caricaturas de papel, sino seres que encarnan sentimientos, sensaciones, deseos
y, sobre todo, sueños. Los personajes de este libro son como los amigos en la
vida: están aquí plenos, inmortales, afectuosos, incondicionales, íntegros y
diversos. Este coro de niños nos enseña lo maravillosa que es la vida, lo
especial que es esa época que muchas veces no renunciamos a dejar y en la
adultez o en la senectud, aún es posible que asome un niño con su rostro más
singular, con su inocencia, sus juegos, sus palabras o gestos a medio decir.
Miguel Ildefonso consigue mantener un tono
sobrio en todas las historias, ninguno de los personajes se le escapa del
camino que les ha diseñado y exige al lector a que mantenga una lectura atenta
y participativa, que es una de las condiciones fundamentales de la literatura
de hoy.