"Una Animal en Mí" de Juliane Angeles Hernández


Una animal en mí de Juliane Angeles Hernández

  

En este mundo, nada está en su sitio, empezando por el mundo mismo.
 No hay que asombrarse entonces del espectáculo de la injusticia humana.
Es igualmente vano rechazar o aceptar el orden social:
nos es forzoso sufrir sus cambios a mejor o a peor
con un conformismo desesperado, como sufrimos el nacimiento,
 el amor, el clima, y la muerte.
Emil Cioran


Desde hace tiempo las cosas no están su lugar, vemos cómo cambian de espacio; parece que nadie o nada quisiera estar en un lugar permanentemente. Por eso todo se deforma. La palabra cuestiona su posición en el verso; el verso cuestiona su sitio en el poema; y el poema, a su vez, en el libro; incluso la voz poética cuestiona o problematiza incesantemente su lugar en el mundo.

Las cosas buscan su lugar, pero ¿cuál es su lugar? Para entender esta estética la razón no es suficiente; la irracionalidad ayuda a encontrar cuáles son sus posibles lugares, pero tampoco es del todo de fiar. Desde el título el libro de Juliane Angeles Hernández se nos lanza esta problemática: ¿En dónde o desde dónde situarnos ante un mundo en constante cambio?

No es Una animal en mí (Álbum del Universo Bakterial, 2021) una poética de las cosas como en Vallejo, sino de los lugares, algo más cercano a la de Blanca Varela. La cebolla crece en otro lugar. Lo pesado se sostiene en el aire, levita. Y desde ese no lugar o no palabra, se dice, se escribe, se enuncia una falta, una pérdida, una herida.

La poesía es esa animal que no encuentra su lugar en el mundo; no está siquiera en la voz ni en la palabra, ni en el libro que finalmente se inserta en un mercado de valores. Es cierto, la poesía es un no decir racionalizado; pero no por la burocracia de una crítica que coloca los libros en los estantes de bibliotecas o librerías. La poesía dice cuando las palabras no terminan de decir las cosas; dice cuando las cosas ya no están en su lugar; dice cosas acerca de las cosas no en el silencio, sino en el lugar ausente de las palabras.

Por eso la poeta afirma que “la blancura de la blancura no existe”, pues lo puro, el lugar indicado o debido es ese no-lugar de lo bello o lo bueno, es ese otro no-lugar que corresponde a una nueva estética y una nueva ética que nos conmueve, porque “hay una mujer menos/ menos mujeres/ menos “. La poesía de Juliane se nos presenta como un proceso de desestabilización de la razón imperante, dominante, para colocar las cosas no en su sitio, sino en el poema. Es la voz de una poeta que abre esa “otra puerta” sin tener que “dar explicaciones”.

Para la dictadura de la razón toda explicación poética está fuera de lugar; una poeta es una paria, no está en su sitio, su casa se rompe, se mancha de rojo, pierde la cabeza, la invaden cocodrilos, sapos, salamandras, arañas, lepidópteras. Y es que en su no lugar hasta “la muerte tampoco se parece a la muerte” y los objetos domésticos, como el cuchillo de mesa, se vuelven instrumentos difusos que sirven tanto para el alimento como para herir. Y es así que, para la tiránica razón, el poema se convierte en un objeto peligroso.

“La poesía me previene contra todo lo que brilla”, nos dice la precavida voz poética mientras tose o escribe, mientras ve que las cosas van dejando su lugar y su falso brillo para volcarse hacia el poema, que es el lugar de lo real. Las cosas son arrojadas al papel o a la pantalla de la computadora; las cosas dejan de ser cosas y van rompiendo la jerarquía del techo, los acerados límites, y encuentran, por fin, su esperado lugar en el mundo que no es otra cosa que el libro; es decir, una nueva creación: Una animal en mí



En Crecimiento
 
Se crece entre depredadores.
 
Y yo crezco como la cebolla de mi cocina
larga, solitaria y hacia arriba
crezco como esa cebolla entre limones y papas
crezco para no ser cocinada
crezco como esa cebolla moradísima
la que chupa humedad y echa raíces

 

Quiero traspasar el techo poco a poco

alargar mi estadía en el verdulero.

 

Quiero que recuerdes

mi sustancia irritante.

                                                                         Te romperé.

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