"Aeropuertos para el Alma" de Martín Carbajo A.


“El uso constante de figuras vinculadas al espacio exterior y los poemas dedicados a los bajos fondos de la ciudad (“Semáforos”, “Escenario”, “Nocturno”, entre otros), dotan al texto de una retórica compleja, sin que se pierda la musicalidad”, estas son unas palabras de Piero Ramos Rasmussen que van en la contratapa del libro Aeropuertos para el alma (Café de Lobos Editores, 2022) del poeta y músico Martín Carbajo A. Este es el segundo poemario (el primero se titula Planeta oscuro, publicado en 2010 bajo su seudónimo Martín Melancox) del compositor y frontman de la banda de rock Ilusión Marchita. Como dice Piero, aquí nos encontramos con poemas que toman un espléndido vuelo desde los fondos trágicos del alma hasta el grado cero del amor, en esa levedad distante del cosmos en que la voz poética va descubriendo nuevos horizontes más allá de este “planeta oscuro”. Lo dicen versos como: “Abro una puerta al infinito cuando canto/y el escenario es una nube de ensueño”.

Desde fines del siglo pasado, la poesía en general complejizaba o problematizaba cada vez más los alcances del lenguaje o los límites de la retórica poética. Luego de muchos experimentos con las potencialidades verbales y escriturales que casi no cesaron desde las vanguardias, los poetas nuevos de entonces (generación a la que pertenece Martín) centraron su discurso a concientizar lo que es la propia herramienta: qué tan honesta es la palabra en un poema. Ahora, lo que vemos en la poesía actual es una tendencia a asimilar lo que nos brinda la ciencia, la tecnología y el conocimiento en general que invade el nuevo discurso. Poetas que están en la mira de los avances de la astronomía, por ejemplo. Es lo que vemos en el libro Aeropuertos para el alma. Pero como la poesía es aventura, verdad y fe, y también una manera de estar, el poeta sabe, luego, aterrizar sus mensajes. Por eso los poemas son como aeropuertos para que unos lectores aterricen su vuelo o, por el contrario, lo inicien. Viaje y permanencia es la palabra; un viaje no de conquista sino de armonización, y permanencia de la vida, de la vida toda. Aquí un poema:


Aéreopez
 
Rostro surcando arrugas interminables
Al reflejo marcado de la crueldad humana,
Han pintado tus labios con abuso de autoridad.
Guardas en tu boca el horror de los días,
Esa botella es tu compañera inseparable.
 
Les advertiste que un día desconocido
Vendrían del fondo del mar.
Noche silenciosa,
Los niños arrojaban piedras sobre ti.
Nadie creía tu profecía.
 
Una tarde de niebla llegaron a la aldea
Rostros añorados, conocidos,
Despareciendo a toda la población.
Marchándose, respirándote en silencio.
 
Gritaste tan fuerte que te lleven.
Cogieron tu mano, sentiste calor.
Sentado en tu nuevo hogar,
Manos acarician tu cabello
Y las lágrimas
No existen en el fondo del mar.

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