"Apacheta" de Lourdes Aparición


 

Apacheta (Hipatia Ediciones, 2021) de Lourdes Aparición (Apurímac, 1993) reúne un conjunto de 32 poemas que, como la figura de la apacheta incaica, es una hermosa ofrenda a la Pachamama. Poemas que guardan un equilibro en su forma y que narran líricamente la formación migrante de la voz poética en constante camino. Dicha formación se erige en sentidas evocaciones a territorios que fueron dejados y ausentes, así como rememora a personajes de lazos sanguíneos y de identidad. Es la voz de una mujer que exclama, desde el desierto, su renovadora visión del mundo: una nueva mirada capaz de armonizar el simbolismo trágico de la montaña andina con el mar que representa el portal del mundo.

Muchas veces las palabras suenan como recién creadas, frescas, en el poema; a su vez que evocan rostros, plantas, árboles y sentimientos que la memoria ha sabido guardar: “Escuchen mujeres de esta tierra/ de los cuatro vientos”, dice la poeta a las que nacen del corazón del Yaky, a las que despiertan limpiando pejerrey en el mercado de Pisco, a las que levantan ladrillos y a sus hijos. No es un discurso que hable de las mujeres trabajadoras y humildes con idealismo; es la mujer obrera, la mujer jornalera, la del campo, en carne viva, real.

El ser migrante es un constructo hecho de un aquí y de un allá; presencia y ausencia a la vez; pureza e híbrido juntos. El sentimiento de la tierra, de la Pachamama, es tan fuerte que labra los ríos, ríos que van y vuelven, que renuevan el camino donde la apacheta se encarga de direccionar el relato de la familia, de denunciar la injusticia, de ennoblecer el trabajo y reflexionar sobre el amor.

No es un romancero que mitifica la vida del campo contrastando con el mundo moderno de “cemento” y “rascacielos”. Por el contrario, como caracteriza a la poesía actual, hay una crítica que desmitifica, que quiebra los viejos paradigmas: “parir por parir/ como la tierra”. En esta estética con fundamento real, no subjetivo, hay momentos que parecen documentales: “mi abuela cuenta sus bultos/ abren el almacén de Palomino/ que antes era Wari”. Datos que son hitos para no perderse en el camino de revelar una verdad. Un buen libro.

Aquí uno de los poemas más breves:

 

El Grito de la Tetera
 
Hemos rezado a todos los santos
para que se nos cumpla el milagro
de poder descansar antes de morir
de detenernos en el jardín de geranios
cuando el sol alarga el día
de no querer ser más que este polvo.
 
Dejaré de llevar agua a mi cocina
cuando me quede sin familia
y me convierta en ceniza
en el fogón de todos los días
como la madera inservible
que arde como el arte en mis entrañas
como el grito de la tetera
así grita la poesía
en mi cocina
en mi casa
en este espacio llamado vida
donde se permite dormir hasta las tres de la mañana
y donde nosotras mujeres
somos el humo que se extiende en el cielo.

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