"Romance del Fuego y las Palabras" de Jorge Paredes

 



Un Muro Inexistente nos Separaba: La Incomprensión
 
Sobre el viejo muro
florecen espinas.
 
Sobre el viejo muro
sólo por verte
se asomaba el corazón.
 
Sobre aquel muro
ya no cantan las aves
 
Sobre aquel muro,
enmudecidos,
se disputan con el sol
las últimas gotas de sangre.
 
 
Arrojado a la Nada Inútilmente me Aferro a tu Cuerpo como a una Tabla de Salvación
 
A veces
luego del placer
crece por dentro algo inexplicable.
Se apodera de uno
_ de cualquiera de los amantes _
un terrible sentimiento de angustia y soledad
que se acrecienta con los años.
Vacío atroz que no llenan, no pueden llenar,
las palabras, las caricias, los gestos ni el llanto.
Entonces no queda más que toser, prender un
cigarrillo, sonreír; estirar alguna extremidad
torpemente o, en medio de la penumbra,
confundidos y en silencio, mirarnos como dos extraños.
 
 
El Arte de Amar
 
El kama Sutra
y otras sabias lecciones de poco servirían sin una buena cama.
Inservibles serían los libros, por más imágenes tengan, si
los amantes no se hallan dispuestos al sacrificio.
 
Los conocimientos, el deseo, la experiencia, y algo más,
mucho más, cuenta en estos menesteres.
 
Vanos serían los esfuerzos
estériles los sueños
sin pasión y entrega absoluta.
 
Sin una buena cama-sofá-biblioteca
_ como la que fabrica mi amigo para los recién casados _
o un apacible lugar como el lecho natural, a cielo abierto,
que para dichas lides aconsejan Cisneros y otros venerables
ancianos… de nada valdría el kama Sutra y otros textos.
 
 
La Manzana de Newton
 
La poesía madura lentamente
bajo la sombra silenciosa del anonimato.
 
Como la vida: es natural, espontánea, irrepetible,
maravillosa; hermoso producto de laboratorio.
 
Sólo brota en el medio adecuado…
 
¿Del tiempo?, ¡mejor no hablemos!
 
Excepto por…
¿qué comprender por lo artificial, qué x lo otro?
Ambas son lo mismo:
 
                        la poesía es…,
                        y viceversa.
 
Un castigo divino diríase.
 
 
A Mitad del Camino
 
Regresaba del trabajo, pensando escribir
algo sobre la parca, luego de haberme despachado
un librejo de literatura norteamericana,
no sé cuánto tendrá de excepcional ni de vanguardista,
cuando la máquina, descuidada por completo,
en una curva empezó a fallar, a toser, y ahogarse.
 
En medio de la niebla y a mitad del camino,
de golpe, descendí a la realidad; a mi
triste y polvorienta realidad.
 
Cuando desperté algunas estrellas moribundas,
inalcanzables y silenciosas, languidecían,
lejanas, en su espectral belleza…
 
Esa noche vi muchos autos pasar,
Ninguno se detuvo.
 
Esa noche
luego de varias horas
mejoró la situación
y regresé a mí como pude.
 
Aquella noche
cuando menos lo esperaba
por atreverme a tanto
mi buen amigo.
 
 
 

Jorge Paredes (Huancavelica, 1966). Estudió en la Universidad Nacional de Educación Enrique Guzmán y Valle. En la década el 90 fue uno de los fundadores del movimiento poético “Estación 32” en dicho centro de estudios. Romance del fuego y las palabras se publicó en el año 2000, y veinte años después Nictálope Editores lo ha reditado. Estos poemas pertenecen a aquel libro. (Confesiones de un poeta: https://www.youtube.com/watch?v=HukBSWPR_L0&t=14s)


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