El Niño Silencio


El Niño Silencio

 
El Niño Silencio le preguntó
a la Bulla que había siempre
al frente de su casa:
¿Por qué por más que grito
usted no me escucha
ni pío?
A la Bulla le pareció
muy simpático aquel niño
y le respondió:
Quizás tu grito no es como la bulla
que hacemos aquí
afuera,
pero ahora que me hablas
sin querer hacer bulla
te escucho bien.
 
El Niño Silencio entonces
no intentó jamás
gritar
por gritar,
ni tocar la bocina
incesantemente.
Y la Bulla
también desde aquel día
se hizo menos ruidosa
para seguir hablando con él.

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