La Casa
Somos la mañana con su tarde
y su inevitable noche.
Somos el día que nos da
en esta casa o en la otra.
Somos las cuatro o cinco paredes
que nos acogen esta noche,
ojalá mañana.
La casa que nos cobija somos
con sus clavos y sus sorprendidos
huecos en las paredes
¡y hasta la
vereda de enfrente nos pertenece!
Somos la casa y la ciudad
aunque no tengamos ciudad ni casa,
no sepamos a dónde ir ni
a dónde volver: si a la ciudad o a la casa.
En esta casa somos más que nosotros tres:
somos la casa y su mesa y la leche
y el gatopardo en el jardín,
somos los tres tomados de la mano
acomodando un jarrón y
mirando por la ventana.
Remember
A ella le gustaba la música
a la hora de partir un durazno,
cuando la lluvia se desataba sin control,
mientras las estrellas caían en su patio iluminadas
por la noche, mientras los recuerdos regresaban a
horadar sus pensamientos.
A él le gustaba subir al campanario
del templo del pueblo,
de un pueblo donde el templo ha sido derribado
por sucesivos temblores de tierra, herejías
y guerras que nadie recuerda.
Ella celebra la lluvia como el olor del pan
y él ya no sabe cómo cuidar su corazón de cristal.
El olvido los une.
Todas las Formas
del Río
El río entero,
desnudo,
eterno, envuelto
en música y llanto,
sobre la memoria
acumulada y la pálida
espalda del
tiempo, luce un brillo
ancestral y su
perfil tesonero
antes de
desvanecerse en un flujo
desolado y feliz a
la vez.
Anochece y se
confunden
principio y final,
humildes
las aguas
transcurren hacia el drama de la calma,
tristeza y
anochecer se encuentran
para andar camino nuevo,
inventado en el
fragor de los recuerdos.
Nadie hay que
resuelva el enigma
de todas las
formas del río,
salvo el tiempo,
que lo recorre.
Comentario de Marco
Martos:
La
vida para un poeta se sintetiza en hacer poesía, la mejor que pueda, y difundirla.
Y eso es precisamente lo que materializa Alfredo Herrera con este libro
magnífico. De manera que la primera y más profunda relación en el texto que
tiene el poeta, y eso puede palparse en casi todos los poemas que aparecen, es
con la vida actual, con su vida y las de sus contemporáneos con los que
alterna. Es la fiesta de la vida con sus dolores y sus alegrías, con la
presencia del amor y con su ausencia. El mundo de los afectos personales los
que nos da la vida, en el método sistémico, se complementa con los afectos
escogidos libremente.
No
se escogen a los padres ni a los hijos, pero sí elegimos a nuestra familia
literaria. La familia literaria de Alfredo Herrera, podemos reconocerla de dos
maneras, por los nombres de los escritores que cita en los poemas y por la
forma cómo estas figuras tutelares aparecen en los mismos poemas. Esos nombres
sagrados son los de César Vallejo, Octavio Paz y Rainer María Rilke y en los
textos su presencia se materializa por el profundo amor por el Perú que Alfredo
Herrera comparte con César Vallejo, por la limpidez en cada uno de los versos
de Causas naturales, similar su duda a la alcanzada por Octavio Paz, el
texto se sitúa entre los más legibles de estos tiempos, y por el amor a la
actividad lírica, sin duda tiene un parentesco con Rainer María Rilke. Herrera,
como el gran escritor checo, practica distintos géneros, desde la prosa
ficcional o ensayística, hasta la propia poesía. La característica de esta
poesía es que es una excrecencia del propio autor, que reserva para este
género, como debe ser, las palpitaciones de su corazón.