3 Poemas de “Pedazo de Casa” de Ana María Falconí

 


La Jaula de los Pájaros y el Poema
 
 
EL POEMA se concibe en la jaula donde viven los pájaros
empieza cuando la jaula se abre
y emigran los pájaros dejando el dolor
en los barrotes
 
el poema se encuentra solo
bebe del bebedero
come del comedero
 
su cuerpo endeble se aferra
a las perchas y palos
destinados para las garras de las aves
 
a través de la ventana ve a los pájaros volar
el dolor no es algo que alivie un poema
sueña que se desdobla como ala de origami
pero la jaula está cerrada
y sabe que si la abre dejará de escribirse
 
el enrejado tiene excremento como tinta
tiene plumas asidas como abluciones no hechas
y aún así
come del comedero
bebe del bebedero
 
sabe que la historia escrita
será la de la jaula y los pájaros
la de la libertad y el encierro
y que el cuerpo concebido
será solo para aquel
que lo saque de la jaula



Mane Salutem
 
                                                                                 Adiós tristeza Buenos días tristeza
                                                                               Inscrita estás en las rayas del techo
                                                                                                                     Paul Eluard
 
LOS SUEÑOS se derraman como manchas
por el techo de mi cuarto
hace un tiempo que tan solo son un borroso entramado de ideas
miro el techo aglutinado hasta que este desaparece
 
Buenos días Tristeza, suelto al aire todas las mañanas
miro alrededor
me circunda la realidad de la mesa larga y llovida, la silla bisiesta,
el librero que escupe libros, la cama desordenada y sudada por mí
 
Le hablo al día que transcurre
sigamos con el plan le digo siempre acompañada de Tristeza: Hoy quemaremos
nuestras metáforas lo real puesto irreal haremos una gran fogata. Arderán.
Saldrán chispas.
 
¿Que queme a Tristeza?
¿Que deshaga su aciago destino en los carbones del sentir? 
¿Es ella el material perfecto para convertirse en la metáfora más letal?
 
Aun así suelto al aire como todas las mañanas:
Buenos días, Tristeza
y se lo repito y me lo repito
ya sin el día de intermediario.

 

Los Pavos de la Azotea


AUN PUEDO ESCUCHAR a los pavos
como relojes
marcando las horas del día
 
Mi abuelo decía que no eran graznidos
que los pavos titaban
 
Detrás de la niebla de la azotea están las jaulas
rebosan el encierro de sus cuerpos
los hexágonos de la malla de metal
son la frontera con la vida
 
Los pavos se meten en mi cama por las mañanas
el ulular de las palomas sale
de algún lugar remoto
pero los pavos susurran orondos
en mi cabeza
 
Aún escucho el titeo
como un río arrastrado por sus gargantas
esperan inocentes 
el trago de pisco y el cuchillo
no necesito cerrar los ojos para recordarlos



Un Pedazo de Conversación con Ana María Falconí

 

Hay algo que me comentabas hace tiempo sobre tus apellidos, ¿Podrías contar acerca de ellos? Algo de tus orígenes familiares, Ana María.

Siempre he considerado mis orígenes como parte fundamental de mi vida. Vivir en un país multicultural y multi racial me ha aunado más a esta tierra que es mi patria, y a mis antepasados. Llevo todas las sangres en mí: los ancestros italianos de mi abuelo ayacuchano que derivó en Falconi, y que al castellanizarse se tildó la i; mi otro abuelo hijo de españoles nacido en Chachapoyas en el Amazonas; mi abuela Fernández de la Fuente de Arequipa; mi abuela Rothmund que significa “boca roja” en alemán, nacida en Iquitos. Mi padre de Tumbes y mi madre de Lima. Estas sangres son las que me pintan y me han pintado desde siempre.

Estos poemas que aquí presentamos, pertenecen a un libro inédito, el quinto luego de Sótanos pájaros, Desvelo blanco, Sobrevivir es un acto invierno y Ejercicio respiratorio. ¿Qué puedes decirnos de esta tu nueva creación?

Sí, el libro es inédito y se llama Pedazo de casa. Es producto de mi andar por el mundo habitando lugares que a la larga terminan siendo un solo mismo lugar. Aquí me encuentro inmersa como testigo y relatora del tiempo. Tengo el libro abierto aún porque me siguen llamando sus palabras.

¿Cómo te agarró la pandemia? Sé que estabas en Lima pasando una temporada, y que ya pensabas volver a Chile. ¿Cómo has estado llevando el encierro?

Por motivos familiares salí de un Chile con los rezagos de un estallido social, media ahogada por los lacrimógenos. Llegué a Lima en febrero y tenía programado regresar a Chile a fines de marzo. Pero el destino acomodó mi calendario. La pandemia nos obligó a casi una hibernación similar a la de los animales.  Y he presenciado el estallido de mi país, comprendiendo la necesidad absoluta del grito social de los pueblos pidiendo justicia, esta vez desde el encierro necesario. Regreso a Chile este diciembre.

¿Cuáles son tus perspectivas no solo en lo literario, sino en tu itinerario vital?

Además del poemario Pedazo de casa estoy escribiendo microrrelatos con la esperanza de convertirlos en un libro. Pienso también retirarme al campo, a una pequeña cabaña desde donde espero seguir escribiendo. Creo que el mundo está señalando los lugares donde la naturaleza nos pueda proteger.

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